Día Mundial de los Océanos: Declaración de Martha Rojas Urrego, Secretaria General de la Convención sobre los Humedales

08 Junio 2020

Nuestros océanos cubren las tres cuartas partes de la superficie del planeta; dependemos de ellos para sostener nuestras economías y regular nuestro clima y además son un hábitat para una variada biodiversidad marina.

Los ecosistemas costeros y marinos como los manglares, arrecifes de coral, bajos de marea y praderas marinas dan sustento a las poblaciones costeras, proporcionándoles alimento, cobijo y medios de vida. Hacen posible la existencia de una extraordinaria biodiversidad y juegan un papel clave en el contexto del cambio climático: mitigan los desastres, ya que protegen el litoral de las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos, y son almacenes de carbono muy eficientes. Por esta razón se conocen como “ecosistemas de carbono azul”. Los manglares, por ejemplo, almacenan una cantidad de carbono entre 3 y 5 veces mayor que otros bosques tropicales por unidad de superficie. Las praderas marinas, que se encuentran en casi todas las aguas costeras del planeta, ocupan menos del 0,2 % de los océanos del mundo pero, según las estimaciones, almacenan aproximadamente el 10 % de todo el carbono orgánico que se encuentra secuestrado en los océanos.

Los arrecifes de coral, conocidos como “selvas tropicales del mar”, albergan una cuarta parte de todas las especies marinas. Una enorme variedad de peces, aves, invertebrados y otras especies utilizan los humedales costeros como los manglares como zonas de crecimiento, cobijo, alimentación, reproducción y descanso durante sus migraciones. Estas zonas a menudo generan beneficios económicos mediante la pesca y el turismo.

Pese a todos estos servicios incalculables que brindan los arrecifes de coral, manglares y otros ecosistemas costeros, el 75 % de los arrecifes de coral del mundo están en situación de riesgo, y el 10 % ya están demasiado deteriorados para poder repararlos. La cobertura de los manglares ha disminuido en un 20 % en los últimos 25 años, principalmente a consecuencia de la conversión de esas zonas a otros usos y del desarrollo costero, y en el último siglo se ha perdido el 67 % de los manglares del planeta.

Para invertir estas pérdidas y daños, debemos tomar medidas decisivas para conservar la biodiversidad de estas zonas e incorporar el papel de la conservación y restauración de los ecosistemas en las soluciones basadas en la naturaleza para hacer frente al cambio climático y reducir el riesgo de desastres. Cada vez hay más países que están logrando grandes avances en la comprensión del valor de los ecosistemas costeros y la integración de este en las políticas de mitigación del cambio climático y adaptación a él. Estos son pasos importantes para proteger los servicios naturales y económicos que brindan estos ecosistemas para la biodiversidad y el bienestar humano. 

Varios gobiernos ya están incluyendo los humedales costeros en sus compromisos climáticos relacionados con el Acuerdo de París, es decir, sus contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN). Por ejemplo, en Belice y Costa Rica, se están haciendo esfuerzos para estimar las reservas de carbono de los extensos manglares de esos países. Esta información contribuirá a establecer las próximas CDN de Belice y Costa Rica de forma que se pueda proteger a los humedales costeros por su valor para la mitigación.

España ha emprendido una iniciativa ambiciosa e innovadora para cuantificar las praderas marinas y marismas que constituyen carbono azul en Andalucía y conservar estos hábitats costeros con miras a mitigar el cambio climático.

El proyecto de reforestación de manglares en el sur del Senegal se ha convertido en uno de los mayores de este tipo en el mundo. En los últimos diez años se han plantado 152 millones de plántulas de mangle en la región de Casamance, en el delta del Seno Saloum. 

Este año, Seychelles se ha comprometido a incrementar su protección del medio marino, pasando de solo el 0,04 por ciento al 30 por ciento en 2020. A partir de ahora, una superficie de 410.000 kilómetros cuadrados, mayor que la de Alemania, gozará de protección total o considerable con el fin de conservar su biodiversidad, promover el desarrollo sostenible y adaptarse a los efectos del cambio climático.

A medida que más países reconocen el valor de los ecosistemas costeros y se comprometen a protegerlos y conservarlos, es crucial utilizar los instrumentos existentes para gestionarlos y restaurarlos de manera más eficaz aunando los esfuerzos y evitando su duplicación para lograr beneficios múltiples. Esto incluye a las Convenciones relacionadas con la biodiversidad, tales como la Convención de Ramsar sobre los Humedales. Actualmente, 170 Partes Contratantes están trabajando en pro de la conservación de los ecosistemas costeros y marinos como los manglares, los arrecifes de coral, los bajos de marea y las praderas marinas. Hasta la fecha, las Partes Contratantes han designado más de 2 391 Humedales de Importancia Internacional en todo el mundo, entre los cuales figuran 953 áreas costeras o marinas, que abarcan más de 68 millones de hectáreas.

Todos debemos reconocer que las soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudarnos a reconstruir un hogar saludable. Mantengamos este impulso e incrementemos nuestras acciones para lograr nuestro objetivo de proteger el 30 % de nuestro planeta azul por los extraordinarios valores que estos ecosistemas aportan a nuestras vidas. Volvamos a conectarnos hoy con la naturaleza y reconstruyamos nuestro mundo mejor, en verde y azul.