Es hora de acelerar la restauración de las praderas marinas

01 Marzo 2023
Seagrass

En mayo de 2022, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el Día Mundial de los Pastos Marinos, que a partir de entonces se celebra cada año el 1 de marzo para crear conciencia sobre las contribuciones ecosistémicas cruciales de los pastos marinos al medio marino y a la humanidad.

Casi un año después, es importante destacar que los pastos marinos son plantas que crecen en las aguas costeras someras y salobres de todo el mundo y producen flores. Aunque no se conoce bien su distribución mundial, se pueden reconocer como praderas o lechos de pastos marinos en las plataformas continentales de todo el mundo excepto en la Antártida.

Son esenciales para la humanidad, la biodiversidad y otros sistemas costeros y marinos. Sus valores se derivan de las complejas redes tróficas y los microbios que existen en ellas, que a su vez son fundamentales para la vida de especies marinas clave y de gran importancia ecológica como los caballitos de mar, las tortugas, las aves marinas y los dugongos. Las praderas marinas sirven de refugio a camarones y vieiras en sus fases juveniles y también son zonas de cría para las especies que se capturan en aproximadamente la mitad de todas las pesquerías comerciales del mundo.

A través de su red de raíces, pueden estabilizar sedimentos y así ayudar a reducir la erosión del litoral. Regulan las tormentas costeras, ya que sus hojas absorben la energía de las olas que azotan el litoral. Los pastos marinos también actúan como sistemas de tratamiento de aguas residuales y estabilizan metal pesados y otros contaminantes tóxicos, depurando el exceso de nutrientes del agua. Forman parte de los “ecosistemas de carbono azul”, muy productivos; aunque solo ocupan en torno al 0,1 % del lecho marino son responsables de entre el 10 y el 18 % de la captura de carbono total de los océanos. Esto hace que sean actores cruciales para la mitigación del cambio climático, ya que secuestran dióxido de carbono a una tasa tres veces mayor que la de los bosques terrestres.

Pese a su importancia, a finales del siglo XIX se había perdido al menos el 20 % de los pastos marinos. Esta pérdida se multiplicó por seis en el siglo XX debido a la intensidad desenfrenada de la actividad humana. Los factores que impulsan la desaparición de los pastos marinos son diversos y se derivan de actividades agrícolas, urbanísticas e industriales que descargan un exceso de nutrientes y sedimentos a los océanos. Esto promueve la eutrofización y sedimentación y a su vez puede dificultar las condiciones para que proliferen los pastos marinos. El dragado, la pesca no regulada, la  navegación de recreo y el aumento de la temperatura del mar son factores que contribuyen a la perturbación que está causando la pérdida de la mayoría de los pastos marinos.

Actualmente, si persisten los problemas ambientales presentes y futuros, los pastos marinos no sobrevivirán. Una de cada cinco especies de pastos marinos está clasificada como En Peligro, Vulnerable o Casi Amenazada en la Lista Roja de la UICN. Al celebrar el Día Mundial de los Pastos Marinos este año y en el marco de la misión de la Convención sobre los Humedales de detener la pérdida de humedales en todo el mundo, debemos tener presente que es urgente proteger y restaurar las praderas de pastos marinos para nuestro planeta y la posteridad.

Si no damos prioridad a la restauración de los humedales en general y a la de las praderas marinas en particular, se puede exacerbar la pérdida de los hábitats que estos proporcionan y poner en peligro la pesca comercial en todo el mundo. Esto puede tener consecuencias profundas para la humanidad y otros sistemas vivos.