Filipinas designa el Negros Occidental Coastal Wetlands Conservation Area como sitio Ramsar
Filipinas designa el Negros Occidental Coastal Wetlands Conservation Area (NOCWCA) como sitio Ramsar, lo que eleva a siete el número total de sitios Ramsar en el país, que abarcan más de 230.000 hectáreas. El sitio (sitio Ramsar núm. 2271) se extiende a lo largo de 110 kilómetros de costa de la isla Negros y abarca 52 distritos costeros (barangays), tres ciudades (Bago, Himamaylan y Kabankalan) e siete municipios (Pulupandan, Valladolid, San Enrique, Pontevedra, Hinigaran, Binalbagan e Ilog).
El NOCWCA alberga tres tortugas marinas amenazadas a escala mundial: la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), en peligro crítico de extinción; la tortuga verde (Chelonia mydas), en peligro de extinción; y la tortuga lora o golfina (Lepidochelys olivacea), especie vulnerable. El vulnerable delfín del Irrawaddy (Orcaella brevirostris) también habita las zonas costeras. En 2014, en el NOCWCA se registró la presencia de 72 especies de aves acuáticas, entre estas algunas especies en peligro de extinción a nivel mundial: el correlimos grande (Calidris tenuirostris), el zarapito de Siberia (Numenius madagascariensis) y el archibebe moteado (Tringa guttifer). Además, hay otras tres especies vulnerables: el ánade filipino o pato de Filipinas (Anas luzonica) que es endémico de Filipinas, la garceta china (Egretta eulophotes) y el capuchino arrocero de Java o gorrión de Java (Lonchura oryzivora).
El sitio también se conoce por sus recursos costeros ricos y diversos, en particular manglares y mariscos, incluidas algunas especies económicamente importantes como las ostras, el mejillón verde Perna viridis, la almeja Paphia undulata, el molusco Pholas orientalis, camarones y cangrejos. El sitio se enfrenta a amenazas potenciales, tales como la conversión de manglares y otros humedales para usos comerciales o residenciales o para la acuicultura, la contaminación por residuos industriales y la contaminación por coliformes. En algunas zonas la pesca excesiva también amenaza la biodiversidad y la sostenibilidad de los medios de vida locales.