Dr. Siobhan Fennessy
Catedrática, Kenyon College
Biografía
Siobhan Fennessy, originaria del Medio Oeste de Estados Unidos, descubrió su pasión por la naturaleza durante sus aventuras infantiles en los barrancos del vecindario. Estas experiencias formativas sentaron las bases de su futura carrera en ciencias ambientales.
Un viaje en canoa por el pantano Okeefenokee, que resultó transformador, consolidó su decisión de estudiar biología y la encaminó hacia la exploración y el descubrimiento. La trayectoria académica de Fennessy estuvo marcada por decisiones poco convencionales, que acabaron por convertirla en una pionera en el campo de la ciencia de los humedales.
Bajo la tutela del Dr. Bill Mitsch, se adentró en la investigación de la eficacia de los humedales para tratar el drenaje ácido de las minas, un problema ambiental crítico en el sureste de Ohio. En ese trabajo pionero se basaron sus estudios de doctorado en la Universidad Estatal de Ohio, donde profundizó en el campo de la ecología de la restauración de los humedales.
En 1991, Fennessy emprendió una aventura internacional, uniéndose al University College de Londres y a la Station Biologique de la Tour du Valat en Francia. Allí, se adentró en la investigación interdisciplinaria, explorando la ecología y la conservación de los humedales bajo la tutela de Luc Hoffman, renombrado ornitólogo y filántropo ambiental. Al volver a los Estados Unidos, Fennessy continuó su labor, de gran repercusión, en la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Ohio, donde encabezó iniciativas en materia de ecología y políticas de humedales. Sus colaboraciones con estimadas colegas, como la Dra. Mary Kentula y la Dra. Denice Wardrop, enriquecieron aún más su trayectoria científica.
En 1998, Fennessy pasó al mundo académico y se incorporó a Kenyon College como catedrática. Allí, encontró la plenitud como mentora de estudiantes y llevando a cabo investigaciones en la intersección entre la ciencia y las políticas. Su dedicación a la enseñanza y a inspirar a futuras generaciones de protectores del medio ambiente sigue siendo la piedra angular de su legado. Las contribuciones de Fennessy van más allá del mundo académico.
Ha participado activamente en iniciativas internacionales de conservación de humedales, formando parte de comités de la Convención sobre los Humedales y abogando por la protección de ecosistemas vitales en todo el mundo.
Al reflexionar sobre su carrera, Fennessy subraya la importancia de la colaboración y el pensamiento interdisciplinario a la hora de abordar los retos ambientales. Concibe un futuro en el que los humedales desempeñen un papel central en las soluciones sostenibles, y sigue defendiendo su conservación con inquebrantable pasión y dedicación.
Preguntas y respuestas
¿Qué experiencia personal ha determinado o inspirado su trayectoria?
Al echar la vista atrás, me doy cuenta de la influencia que tuvieron mis padres en mi trayectoria. Mi madre era aficionada a la botánica y solía apreciar la belleza de las plantas y, lo que es aún más sorprendente, lo hacía hasta con las que crecían en los callejones o los solares abandonados de las ciudades, ¡así aprendí que la naturaleza está en todas partes! Ese espíritu de asombro nunca me ha abandonado. Mi padre era un matemático reconvertido en escritor que me ayudó a entender el valor de la ciencia basada en datos y, lo que es aún más importante, a comunicarla.
Mucho tiempo después, mi trabajo en un gran proyecto experimental dedicado a la restauración de humedales también ejerció una profunda influencia en mí. Se trataba de un ensayo novedoso en el que se podían establecer distintos tratamientos hidrológicos en humedales ribereños restaurados, lo que permitía hacer un seguimiento de los efectos de la hidrología en la recuperación de un ecosistema.
La restauración de humedales sigue siendo el eje principal de mi trabajo y, en ese sentido, mi forma de pensar estuvo muy influenciada por Anthony Bradshaw, el ecologista británico que escribió: “la verdadera prueba de nuestro entendimiento no radica en descomponer los ecosistemas en pedazos sobre el papel, por muy científico que sea, sino en nuestra habilidad para reconstruirlos en la práctica y lograr que funcionen” (Bradshaw 1983). La restauración es la combinación perfecta entre ciencia básica y aplicada, lo que la convierte en un reto apasionante.
¿Se ha sentido inspirada por alguien? Si es así, ¿qué aspecto de esa persona le ha resultado motivador?
Me doctoré en la Universidad Estatal de Ohio, con el profesor William Mitsch como tutor. El profesor Mitsch es uno de los ecologistas de humedales más importantes y un auténtico pensador sistémico. Su asesoramiento en ecología de sistemas y su perspectiva holística fueron de gran inspiración.
Gracias a él, descubrí el papel de los humedales en el paisaje, de qué manera funcionan como “núcleos” donde convergen el agua y las especies, los beneficios que pueden aportar su conservación y restauración y, no menos importante, me ayudó a comprender que los seres humanos no somos entes independientes de la naturaleza (sino que formamos parte de ella). Así es como empecé a trabajar en la conservación y el uso racional de los humedales.
A lo largo de mi trayectoria, ha habido otras personas que me han inspirado y que han sido una fuente inagotable de sabiduría. Mi experiencia en la Unidad de Investigación sobre Humedales del University College de Londres, así como el trabajo que desempeñé bajo la dirección de Luc Hoffman en Tour du Valat, motivaron mi dedicación a la labor de la Convención de Ramsar y al trabajo vital que realiza.
La colaboración de la Dra. Mary Kentula (USEPA), la Dra. Barbara Bedford (Cornell University) y la Dra. Denice Wardrop (Penn State University) fue decisiva y puso de manifiesto hasta qué punto el trabajo en los humedales es una labor colectiva. Por último, no puedo dejar de mencionar a mis alumnas, que han demostrado ser mujeres increíbles en el ámbito de los humedales, y que siempre me han animado a dar lo mejor de mí.
En su labor de conservación de los humedales, ¿cuál ha sido el reto más importante al que se ha enfrentado y cómo ha influido esta experiencia en su dedicación para crear un impacto positivo?
Tengo una foto colgada en mi pared, tomada hace unos 20 años, en la que aparecen todos los participantes que habían dado charlas durante un simposio sobre humedales. De las 12 personas que aparecen en la imagen, 11 eran hombres mayores y yo era la única joven científica. Con el paso del tiempo, he ido conociendo a otras mujeres ecologistas y me he dado cuenta de que muchas de nosotras tenemos una versión muy similar de esa foto.
Esto ilustra la falta de referentes femeninas, lo que supone una auténtica barrera de entrada en el mundo de la conservación. Con el tiempo, aprendí a valorar la perseverancia y buscar en otras mujeres la orientación que necesitaba. Ellas pasaron a formar parte de todos mis logros.
Si pienso en el futuro, también puedo reconocer mi propia influencia en generaciones de mujeres estudiantes que han llegado a convertirse en líderes influyentes en el ámbito de los humedales. Se trata de un fenómeno exponencial: estas mujeres son ahora figuras de referencia en su campo y mentoras de nuevas generaciones de científicas, conservacionistas y activistas. Estamos transformando la cara de la ciencia para ofrecer más oportunidades, fomentar la inclusión y ser fuente de inspiración.