Fernanda Samuel
Coordinador Nacional y Líder de las Acciones de Protección y Conservación de Manglares, ONG OTCHIVA
Biografía
Fernanda Samuel, una figura destacada en el campo de la defensa del medio ambiente en Angola, es pionera en la protección y conservación de los manglares a través de su labor con la ONG OTCHIVA. Reconocida en plataformas tanto nacionales como internacionales, ha sido aclamada por su dedicación a la conservación del patrimonio natural de Angola.
El compromiso de Samuel con la protección del medio ambiente le ha valido un amplio reconocimiento y, en 2020, fue seleccionada por las Naciones Unidas como finalista de la iniciativa Jóvenes Campeones de la Tierra. Su influencia se extiende a los niveles más altos del gobierno, ya que fue nombrada por el Presidente de la República de Angola para integrar el Consejo de la República para asuntos ambientales.
A nivel mundial, las contribuciones de Samuel han sido reconocidas por la Convención sobre los Humedales, que le otorgó el Premio a jóvenes defensores de los humedales de 2022 y la designó “Voz a favor de los Humedales”. Sus incansables esfuerzos están profundamente arraigados en su pasión por el medio ambiente, que se entrelaza a la perfección con su vida personal y profesional.
La influencia de Samuel se hace sentir mucho más allá de las salas de directorios y las reuniones políticas. Colabora activamente con comunidades, investigadores y voluntarios sobre el terreno, trabajando mano a mano con comunidades pesqueras y voluntarios de OTCHIVA para restaurar manglares y combatir la degradación ambiental. Su enfoque holístico del ambientalismo refleja su creencia en la responsabilidad colectiva de salvaguardar el planeta para las generaciones futuras.
Al reflexionar sobre su trayectoria, Samuel agradece el apoyo de mentores, colegas y voluntarios que han impulsado su trabajo. Mantiene su compromiso de amplificar las voces de las comunidades y abogar por políticas ambientales sólidas que aborden problemas acuciantes como la contaminación por plásticos, la deforestación y el cambio climático.
De cara al futuro, Samuel imagina un país en el que la rica biodiversidad angoleña se conserve gracias a los esfuerzos concertados de todos los sectores. Destaca la importancia de la educación ambiental, las políticas públicas y el compromiso de las comunidades para forjar un futuro sostenible. Gracias a su inquebrantable dedicación y visión, Samuel sigue inspirando el cambio y logrando una repercusión duradera en el paisaje medioambiental de Angola.
Preguntas y respuestas
¿Qué experiencia personal ha determinado o inspirado su trayectoria?
Tomé la decisión de comprometerme a proteger los humedales en 2016 cuando me di cuenta de que los flamencos estaban desapareciendo de mi ciudad natal, Lobito, en la costa meridional de Angola.
Crecí junto al mar, rodeada de manglares y fascinada por los flamencos, la tarjeta de presentación de mi ciudad. De repente llegaron a la ciudad nuevas empresas de construcción que comenzaron a depositar escombros y a hacer vertederos para la construcción de nuevos complejos residenciales y turísticos.
Los manglares fueron destruidos, los flamencos desaparecieron y yo entré en pánico.
Eso me abrió los ojos y con mis amigos de la infancia emprendí este camino imparable para salvar los manglares, el santuario de los flamencos.
¿Se ha sentido inspirada por alguien? Si es así, ¿qué aspecto de esa persona le ha resultado motivador?
Wangari Maathai, originaria de Kenya, fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz. Maathai fundó el Movimiento Cinturón Verde, una organización no gubernamental dedicada a la plantación de árboles, la conservación del medio ambiente y los derechos de las mujeres.
Nunca tuve el honor de conocer en persona a esta notable activista ambiental, social y política porque murió muy joven. Pero en 2021, durante la COP26 en Glasgow (Escocia), tuve la oportunidad de entablar una amistad con su hija y heredera de causas tan nobles, Wanjira Mathai, vicepresidenta del Instituto de Recursos Mundiales.
En su labor de conservación de los humedales, ¿cuál ha sido el reto más importante al que se ha enfrentado y cómo ha influido esta experiencia en su dedicación para crear un impacto positivo?
Los principales retos que he enfrentado en mi lucha por conservar y restaurar los humedales fueron las amenazas recibidas de poderosos empresarios protegidos por políticos que arrasaron varias zonas de manglares y provocaron el desplazamiento de las comunidades de pescadores. Querían adueñarse de las mejores tierras de la costa. Solo pensaban en sus ganancias. No les importaban los ecosistemas de los manglares ni los medios de subsistencia de los pescadores artesanales. Utilizaron incluso a las fuerzas policiales para intimidarnos. Muchos de nosotros perdimos nuestros puestos de trabajo.
En mi caso en particular, fui despedida del Ministerio de Medio Ambiente donde tenía un puesto fijo. Y me amenazaron de muerte por oponerme a los intereses de personas poderosas. Pero nunca me rendí. La mayor motivación vino de los jóvenes voluntarios que se movilizaron en campañas de limpieza y reforestación de las zonas de manglares.
A través de nuestras campañas de educación ambiental, los pescadores artesanales se dieron cuenta de que sin manglares no había peces, ni crustáceos, ni mariscos. Por lo tanto, rápidamente aprendieron nuevas técnicas de gestión sostenible de los recursos marinos y se unieron a nuestra causa denunciando a las empresas que depositaban basura y escombros en las playas. Así es como logramos movilizar a los medios de comunicación y crear los primeros grupos organizados de guardianes de los manglares, integrados por miembros jóvenes de las comunidades que vivían frente a la costa. Estas acciones tuvieron un efecto positivo y sirvieron para sensibilizar a los políticos.
Finalmente comprendieron que la protección de los manglares ayudaba a luchar contra el hambre y la pobreza.