Jennifer George

Jennifer George, Nueva Zelanda

CEO, East Asian-Australasian Flyway Partnership Secretariat,

Biografía 

La curiosidad de Jennifer George por las nuevas tecnologías la llevó a una inusual fuente de inspiración: la aguja colipinta, una pequeña ave migratoria que vuela 30 000 km sin parar a través de los océanos. Este vuelo suscitó su profundo compromiso con la conservación, y la guio a la Alianza de la Vía Migratoria Asia Oriental-Australasia, donde actualmente desempeña el cargo de Jefa Ejecutiva.

Con la colaboración de 18 países y 21 asociados no gubernamentales, Jennifer trabaja para afianzar los vínculos entre los humedales, las aves que dependen de ellos y las personas cuyos medios de subsistencia están interrelacionados con estos hábitats. A través de iniciativas como la Alianza Universitaria en materia de Vías Migratorias, fomenta la colaboración transcultural y supervisa la labor de la próxima generación de conservacionistas que continuarán con esta misión en el futuro.

Inspirada por la convicción de su madre de que incluso las acciones más pequeñas pueden tener efectos importantes, Jennifer se desenvuelve en ámbitos políticos complejos con autenticidad y perseverancia. Su visión es clara: un futuro en que una cadena eficiente de humedales protegidos permita tanto a aves migratorias como a comunidades de personas prosperar en armonía con la naturaleza.

P. ¿Qué experiencia personal ha determinado o inspirado su trayectoria?

Mi interés por las tecnologías emergentes me llevó a seguir la travesía de una pequeña ave migratoria acuática con una gran historia. Se trata de la aguja colipinta, un ave que recorre 30 000 kilómetros cada año desde una pequeña comunidad en mi país, Nueva Zelanda, hasta las laderas septentrionales de Alaska, donde se reproduce para luego regresar al mismo sitio del que partió. Descubrí que cualquier persona puede seguir en línea el recorrido diario de estas atletas aladas, ya que llevan en sus pequeños cuerpos dispositivos de seguimiento por satélite, que permiten seguir su vuelo de 11 días sin paradas desde el océano Pacífico hasta su regreso a casa.

Esto es posible gracias a la labor de un pequeño grupo de voluntarios que utilizan las tecnologías para presentar, de una manera atractiva e inspiradora, los datos que recogen. Su labor se ganó todos mis respetos, lo que me llevó a unirme a su misión y ser parte de su historia. Como miembro de Pukorokoro Miranda, trabajé como voluntaria e hice un curso sobre identificación de aves. Cuando surgió la oportunidad de elaborar unas directrices sobre mejores prácticas en relación con toda la vía migratoria (no solo la migración de la aguja colipinta), pude poner en práctica mi variada experiencia profesional. Posteriormente, asumí el cargo de directora ejecutiva de la asociación.

Por lo tanto, mi trayectoria se construyó a partir de una pequeña comunidad en un pequeño país. Desde el papel que desempeño, puedo ahora apreciar las muchas otras iniciativas comunitarias que tienen lugar desde Asia Oriental hasta la Federación de Rusia y Alaska, cada una con su propia historia inspiradora. Cada día dirijo la secretaría para facilitar una mayor conexión entre los hábitats de humedal de los que dependen nuestras aves para sus desplazamientos y entre aquellos países que son nuestros asociados en la conservación de las aves acuáticas migratorias, sus hábitats y las personas cuyos medios de subsistencia dependen de esos hábitats.

P. ¿Se ha sentido inspirada por alguien? Si es así, ¿qué aspecto de esa persona le ha resultado motivador?

Tres mujeres me han inspirado profundamente en mi vida. La primera, mi madre. Cuando pienso en su vida, me impresiona la forma en que afrontó cada dificultad con determinación y resiliencia. Encontró formas de enriquecer nuestra vida, a menudo a través de pequeños emprendimientos que contribuían sustancialmente a nuestra familia. Nunca se rindió: siempre buscaba nuevas posibilidades y se embarcaba en nuevos retos. También me inculcó un profundo respeto por el mundo natural, y me transmitió la importancia de valorar y nutrir la Tierra. Me demostró que, por más pequeña que fuera nuestra acción, todo sumaba en el panorama global. Recuerdo que, cuando veía el cuerpo de algún animal atropellado en la carretera, detenía el coche para recogerlo y depositarlo a un lado de la carretera, de modo que las rapaces no corrieran peligro al alimentarse: una acción pequeña con un resultado importante.

La segunda mujer que me ha inspirado es la exjueza Dame Carolyn Henwood, con la que tuve el privilegio de trabajar durante casi 20 años. Juntas hemos luchado por un cambio sistémico en el sistema de justicia juvenil. Dame Carolyn fue una pionera para las mujeres en el sistema judicial, y usó sus conocimientos para promover cambios sostenibles en las artes, para los jóvenes, y en las comunidades. He aprendido tanto de ella…, sobre todo la importancia de ver más allá de los obstáculos, observando qué hay detrás de ellos para buscar soluciones. Me enseñó a soñar en grande, a ser perseverante y a abrazar la vida con gozo y felicidad.

Por último, aunque nunca la conocí en persona, Robin Wall Kimmerer y su libro Braiding Sweetgrass han sido una guía y una compañía en los últimos cinco años. Con profunda sabiduría, sus escritos exponen las intrincadas conexiones entre nuestros ecosistemas naturales, poniendo de manifiesto que somos sus guardianes y familia. La perspectiva de Kimmerer sobre el mundo como un ser vivo, en lugar de un recurso que debe ser explotado, resuena profundamente en mí y me inspira a seguir creciendo en mi propia vida.

Estas mujeres, cada una de forma única, han configurado mi comprensión de la resiliencia, la fortaleza y la importancia de vivir en armonía y gozo con el mundo que nos rodea.
 

P. En su labor de conservación de los humedales, ¿cuál ha sido el reto más importante al que se ha enfrentado y cómo ha influido esta experiencia en su dedicación para crear un impacto positivo?

El principal desafío al que me he enfrentado ha sido la búsqueda de formas de conectar auténticamente las muy diferentes culturas y enfoques políticos de nuestros 18 países asociados y nuestros 21 asociados no gubernamentales. Hay una constante buena voluntad para abordar las cuestiones relacionadas con la conservación de los humedales situados a lo largo de nuestras vías migratorias, y mi compromiso con esta labor es traducir esa buena voluntad en acciones que inspiren a las personas a vincularse y crear una cadena continua de hábitats de humedal para nuestras aves acuáticas migratorias.

Cuando reflexiono acerca de estos desafíos, me doy cuenta de que los avances significativos solo pueden lograrse cuando fomentamos una conexión genuina entre las personas y las comunidades, trascendiendo las diferencias culturales. La Red de Vías Migratorias de la ASEAN, establecida por el Centro para la Biodiversidad de dicha organización, ha demostrado ser un modelo satisfactorio, que reúne a los encargados de la gestión de hábitats de humedales a través de las fronteras. Otro modelo inspirador es el desarrollo de rutas de migración de especies individuales de aves acuáticas, que vinculan los hábitats de humedal y las comunidades a través de múltiples países.

Trabajando junto a la Universidad Forestal de Beijing, he desempeñado un papel decisivo en el establecimiento de la Alianza Universitaria por las Vías Migratorias. Esta colaboración académica congrega a universidades e institutos de investigación en toda nuestra vía migratoria con el fin de llevar a cabo investigaciones conjuntas y facilitar los intercambios en todos los niveles. A través de esta alianza, estamos formando a una nueva generación de jóvenes profesionales, investigadores y académicos que no solo entienden sus diferencias culturales sino que colaboran con otras culturas para asegurar un futuro compartido de nuestros humedales, así como de las aves acuáticas migratorias y las comunidades que dependen de ellos. Este tipo de iniciativas me motivan a promover cambios para un futuro sostenible. 

P. Como mujer que ha logrado importantes avances, ¿dónde cree que se necesita más inversión para acelerar los progresos y empoderar a las mujeres en su acción en favor de los humedales?

Somos más fuertes cuando nos unimos para lograr cambios. Para acelerar los progresos, la inversión debería centrarse en unir a mujeres influyentes con personas con recursos financieros y personas con una gran experiencia de vida, a fin de que puedan guiar y apoyar a las mujeres en cada etapa de su vida mientras trabajan por los humedales.

Debemos valorar y potenciar la participación de las mujeres que ya están operando cambios positivos en sus comunidades. Cuando busquemos candidatos para ocupar cargos superiores en el gobierno o en organizaciones internacionales en el ámbito del medio ambiente, debemos reconocer el valor y la sabiduría de la experiencia previa, y no solo el mérito académico. 

Las mentorías tienen una función fundamental. Cuando se crean oportunidades de mentoría para jóvenes de ambos sexos, propiciamos un entorno en que los chicos y las chicas puedan apoyarse mutuamente en su crecimiento y contribución a un futuro más inclusivo en que se sientan más empoderados.

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